Descripción:
Cuando estamos frente a una rana común, lo que más nos llama la atención es su aspecto estilizado e hidrodinámico, perfectamente adaptado para el salto y el buceo. A veces alcanzan longitudes totales superiores a 10 cm., aunque las tallas más habituales oscilan entre 7 y 8 cm. La cabeza está poco diferenciada del resto del cuerpo y conforma una especie de triángulo o punta de flecha con el extremo ligeramente redondeado. Está coronada por unos ojos prominentes muy cercanos entre sí. Las pupilas, horizontales y ovaladas, son de color oscuro y están rodeadas por el iris, de color dorado y salpicado con multitud de pequeños puntos oscuros. No tienen glándulas parótidas y los tímpanos, redondeados, están muy marcados, siendo claramente visibles. Tampoco tienen una mancha oscura detrás de los ojos, lo que nos sirve para diferenciarla del grupo de las ranas pardas (bermeja, ágil, patilarga y pirenaica), presentes en el centro y norte de nuestro país. Los machos poseen sacos vocales de color grisáceo en ambos laterales en las comisuras de la boca.
La coloración del cuerpo es muy variable, dominando los tonos de fondo verdoso y pardo. En algunos ejemplares el color puede ser incluso casi negro. La coloración es más viva en la parte anterior del cuerpo y se va oscureciendo conforme nos acercamos a la posterior. Es habitual (aunque no siempre aparece) la presencia de una línea vertebral clara (verde o amarillenta) que recorre todo el lomo desde la punta del hocico hasta llegar casi hasta el ano. También destaca la presencia de 2 líneas glandulares ligeramente elevadas situadas en posición dorsolateral, y que partiendo de cada ojo, terminan su recorrido en el punto en que se insertan las patas traseras. Suelen tener un color dorado o pardo.
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